MAMÁ DE DOS…
Tiempo atrás nunca me hubiera imaginado una momento así… cierto es que la maternidad revolucionó mi vida en todos los aspectos, surgieron miedos que jamás creí tener, me he enfrentado con mi pasado, ese pasado que duele porque yo viví la separación de mis padres a una corta edad, entonces el simple hecho de casarme me hacía ruido y ser mamá más, pues no quería repetir la misma historia. Conocí a mi esposo en un momento en el que estaba cansada de seguir viviendo en esta ciudad, tenia ya un pie de regreso a Tijuana cuando la vida lo puso en mi camino, solo bastó una primera cita para darnos cuenta que éramos él uno para el otro. Duramos de novios tres meses y a los siete nos casamos solo por el civil, ya que mi papá en ese momento enfermó, una bacteria le carcomió la médula ósea y quedó parapléjico, una año después falleció por insuficiencia renal.
Después de cuatro años de casados, con mucho amor decidimos tener familia, erwin también tuvo una historia difícil con su pasado, así que si algo tenemos en común es, el querer borrar patrones que nos lastimaron mucho de pequeños. Yo, renuncié a mi trabajo para lanzarnos a la aventura de buscar tener un bebé. Fuimos afortunados en “embarazarnos pronto” y así fue cómo llegó Layla a nuestra vida. Todavía recuerdo la noche de las primeras contracciones y ahora, está a punto de tener cinco años!
Nos sumergimos en la aventura de la paternidad sin saber que experimentaríamos el amor más profundo! En ese momento, no pensábamos si la familia crecería, estábamos maravillados con Layla. Después de dos años y un embarazo no logrado llegó a nuestra vida Amaya. Les confieso que, era tanto el amor y la comunión que tenía con Layla que me daba miedo tener otro hijo porque no sabía si podría quererlo tanto como a Layla, pensé que me sentiría culpable. Por el divorcio de mis padres, yo crecí separada de mis hermanos, así que eso me hacía dudar aún más. Pero saben? desde el momento en que tuve en mis brazos a Amaya comprobé que fue la mejor decisión de vida que pudimos tomar y también comprobé que el amor de madre no se divide, SE MULTIPLICA!
Hoy por hoy nuestras hijas son lo mejor que nos ha pasado, ellas me hacen ser una mejor persona, día a día sanan mis heridas, día a día me dan la oportunidad de escribir una historia diferente a la de mi infancia. Me enseñan a no olvidar lo esencial de la vida pero la más maravilloso es ver cómo se aman, eso si que NO TIENE PALABRAS!
Gracias Dios, Gracias vida, Gracias universo por darme el privilegio de experimentar el amor incondicional de ser MAMÁ DE DOS.